lunes, 7 de noviembre de 2011

Retablo cerámico de la calle Santa Mónica, de Vinaròs.

 
La capilla de Santa Mónica en Vinaròs con sus dos imágenes: un retablo de azulejos al fondo y una escultura de yeso de bulto redondo en primer término.


SANTA MÓNICA
Santa Mónica, madre de San Agustín, nació en Tagaste (África del Norte) a unos 100 km de la ciudad de Cartago, en el año 332. Sus padres, que eran cristianos, confiaron la educación de la niña a una institutriz muy estricta. Muy joven, fue dada en matrimonio a un ciudadano de Tagaste llamado Patricio, del que tuvieron varios hijos, entre ellos San Agustín, cuya conversión al cristianismo le costó muchos años de dedicación. Según cuentan las crónicas fue un modelo de esposa y madre. Murió en Ostia el año 387. Santa Mónica es patrona de las mujeres casadas y de las madres cristianas. Su hijo Agustín tenía un carácter caprichoso, egoísta e indolente, aunque era extraordinariamente inteligente, y por eso sus padres decidieron enviarle a la capital de la provincia, entonces Cartago, a estudiar filosofía, literatura y oratoria. Pero el padre de Agustín falleció cuando éste tenía 17 años, lo que influiría también negativamente en el carácter del joven.

A los 29 años, con los estudios acabados, Agustín decide irse a Roma a dar clases como maestro, pues ya había adquirido una formación completa, en este ocasión su madre le siguió hasta Italia. En Milán, santa Mónica conoce a uno de los intelectuales cristianos más famosos de la época: san Ambrosio, arzobispo de Milán. San Ambrosio también causó una gran impresión sobre Agustín, a quien atrajo hacia sus ideas por sus grandes conocimientos y poderosa personalidad. En el año 387 Agustín se convierte al cristianismo haciéndose bautizar ese mismo año. Posteriormente Agustín dispuso volver con su madre y su hermano a su pueblo natal, al norte de África. Pero cuando él y sus compañeros catecúmenos decidieron partir desde Ostia hacia Cartago en el año 387, ocurrió el fallecimiento de su madre Mónica cuando ésta contaba con 55 años de edad.


Vista parcial del retablo de azulejos de Santa Mónica, la cual está contemplando un crucifijo que sostiene con su mano derecha.


CAPILLA DE SANTA MONICA EN VINARÒS.
Este retablo se halla ubicado en la calle de Santa Mónica nº 7, de Vinaròs. Prácticamente desconocido para la mayoría de la gente por su escondido acceso, es una pequeña obra de arte de azulejos, tratándose además de ser una de las pocas capillas con las piezas originales. Este panel está formado por una amplia hornacina cerrada con portezuela de madera acristalada. Su datación podemos situarla hacia el último tercio del siglo XIX y fábrica de Valencia.
Advocación a Santa Mónica: La devoción a esta santa estuvo difundida por la Orden de los Agustinos, y debió llegar a Vinaròs con los primeros frailes del Convento de San Telmo (luego de San Agustín). La calle forma parte de un antiguo arrabal en una de las zonas de expansión de la población, hoy integrado en el centro del entramado urbano de la ciudad sin haber perdido su peculiar fisonomía.
Composición e iconografía: En esta ocasión Santa Mónica va vestida con un hábito parecido al de una monja, ya que por costumbre así se vestían en aquél tiempo (siglo IV) las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, despreciando adornos y prendas vanidosas. También se representa a la santa contemplando un crucifijo que sostiene con su mano derecha, mientras que con su izquierda sujeta un cinturón de cuentas parecido a un rosario. Además, en la esquina superior derecha del cuadro, aparecen dos caras aladas de querubines realizadas mediante un perfeccionista dibujo caligráfico. En otras ocasiones también vemos a Santa Mónica representada con un bastón de caminante, que simboliza los muchos viajes que hizo tras de su hijo Agustín. Como elemento redundante, en esta hornacina aparece la imagen duplicada de la Santa, materializada en una estátua de bulto redondo que oculta parte del plafón cerámico.

Nos comentaba, este mismo mes de noviembre de 2011, nuestro amigo Salvador Oliver Foix, algunas anécdotas referentes a ciertos paneles cerámicos de las capillas devocionales en Vinaròs, esta vez se trataba de las dedicadas a Santa Mónica y a San Miguel. Ambas están situadas en unas calles muy próximas entre sí dedicadas a esos santos. El caso es que dichos retablos no sufrieron ningún desperfecto con motivo de la guerra civil de 1936-39 y según relato de Dª Juana Mariano Fontanet (que fue durante muchos años la cocinera del colegio público Ntra. Sra. de la Misericordia) la cual había sido residente casi toda su vida de la calle Santa Mónica y vecina de la casa donde está la capilla de la santa, dijo que su padre, al inicio de la contienda y temiéndose lo peor, blanqueo con cal las dos capillitas (la de Santa Mónica y la de San Miguel) y éstas quedaron totalmente ocultas a la vista, pasando inadvertidas, y de esa manera se pudieron salvar de la destrucción de la guerra. Aunque existen otras capillas de la ciudad que también se libraron de la ruina y destrozo por motivos diferentes, pues en algunas de ellas se desmontaron los azulejos guardándose en cajas hasta que pasó el conflicto.  


 
Otra vista parcial del retablo de Santa Mónica de Vinaròs, esta vez con los dos ángeles querubines que aparecen a la derecha del panel.



Autor del texto e imágenes:
CARLOS CATALÁN FONT
Lcdo. en Historia del Arte

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