sábado, 26 de noviembre de 2011

Vinaròs, calle de San Vicente Ferrer

Traiguera, retablo de Sant Vicent Ferrer, 1965-1975 c.a.

Se trata de un breve artículo cuyo protagonista es Vicente Ferrer, valenciano y fraile dominico. A través de un pequeño recorrido por algunas anécdotas de su vida y momentos puntuales de su tránsito por varios pueblos del Maestrazgo, se da a conocer el carácter de este personaje y la gran devoción que le demostraron allá donde estuvo predicando. Se exponen situaciones unas veces relacionadas con temas de elevada trascendencia, como el Cisma de Occidente o la sucesión a la Corona de Aragón tras la muerte del monarca y otras de menor importancia, esta vez basándonos en la memoria popular, la costumbre y las tradiciones, sobre los portentosos milagros que obró san Vicente por estas tierras, de donde dicen que no queda lugar sin prodigio ejercido por el taumaturgo.

FRAY VICENTE FERRER, SUS PRIMEROS AÑOS 1300-1400
El contexto histórico en el que transcurre la vida de Vicente Ferrer fue un periodo de transición, una época de grandes cambios desde el siglo XIV al XV, desde la baja Edad Media a la Edad Moderna, que conlleva una alteración de mentalidades, de política y de conceptos religiosos y económicos, donde el individualismo se asienta en la sociedad y la burguesía va tomando posiciones. Hay crisis en la Iglesia y los cimientos de la fe se tambalean, tanto fue así que la crisis espiritual desembocó en el Cisma de la Iglesia.

Hay cambios en el antiguo sistema de gobierno de los estados y en las formas de vida y crisis política que, al término de la Guerra de los Cien Años, produce un cambio transcendental en el orden europeo: la sustitución del Imperio universal por los Estados territoriales de las monarquías autoritarias. Las consecuencias de la Guerra de los Cien Años se juntan con las oleadas de peste negra que se extendió por Europa, hay carestía de alimentos y se pasa hambre.

Respecto a la cultura y la espiritualidad, las convulsiones sociales, la presencia de la guerra como un hecho permanente y las duras oleadas de peste que merman Europa, inducen a la toma de posturas y sentimientos contrapuestos y extremos. La gente se hace crédula confiando en la venida de un Mesías salvador o bien del Fin del Mundo.

Vicente Ferrer Miquel nace en la ciudad de Valencia el 23 de enero de 1350 y muere en Vannes (Bretaña, Francia) en 1419, a los 69 años. Fue un predicador dominico, lógico, filósofo y taumaturgo. Pertenecía a una familia acomodada del "cap i casal" de la ciudad de Valencia. En febrero de 1367 ingresó en el convento de Valencia de la Orden mendicante de predicadores de Santo Domingo de Guzmán. En 1368 es enviado a cursar estudios de Lógica en el “Estudi General” de Barcelona (lo que hoy sería la Universidad).

Entre 1372 y 1376 nuevamente estudia en Barcelona materias como la Sagrada Escritura, Lógica, Filosofía y Teología, para continuar posteriormente estudios en Toulouse. De regreso a Valencia es elegido en 1379 prior del Convento de los Dominicos, pero al año siguiente renunció a dicho cargo.
Fue canonizado por el papa Calixto III en junio del año 1455, constando en las actas que hizo hasta 872 milagros. Multitud de ermitas y altares recuerdan en muchos rincones de la Europa occidental la cantidad de milagros, históricos o apócrifos, realizados por el santo.


San Vicente Ferrer, 1900, por Vicente Abad Navarro, ¿Castellón?

EL CISMA DE OCCIDENTE:
Período de la historia de la Iglesia Católica en que varios papas -hasta tres- se disputaron la autoridad pontificia (1378–1417). El "Cisma de Occidente" se debió principalmente a la rivalidad entre los cardenales franceses y los italianos. A la muerte de Gregorio XI en 1378 (pontificado de Avignon), se reunieron los cardenales residentes en Roma para elegir otro papa. El pueblo romano se manifestó en la plaza vaticana pidiendo un papa italiano, siendo elegido Urbano VI, con él regresaban los Papas a Roma después de casi tres cuartos de siglo en territorio francés.

Pero un grupo de cardenales franceses se alejó de Roma y publicó un manifiesto proclamando inválida la elección de Urbano VI, luego procedió a la elección de un nuevo papa, que tomó el nombre de Clemente VII, el cual fijó su residencia en Avignon. Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, terminó por apoyar a Clemente VII y éste delegó en Vicente Ferrer para intervenir a favor de sus intereses en el Reino de Valencia, donde ya se encontraba el delegado del papa de Roma, Urbano VI.

Al ocurrir la muerte de Urbano VI, los cardenales de Roma eligieron sucesivamente a Bonifacio IX (1389-1404), a Inocencio VII (1404-1406) y a Gregorio XII (1406-1415). Los cardenales de Avignon hicieron lo mismo a la muerte de Clemente VII, eligiendo a Pedro de Luna, aragonés, que tomó el nombre de Benedicto XIII. Ante la persistencia del Cisma, la mayor parte de los cardenales de Gregorio XII y Benedicto XIII convinieron -contra la voluntad de ambos pontífices- celebrar un concilio en Pisa en 1409.

El concilio de Pisa fue contraproducente, pues depuso a los dos papas (sin efecto) y eligió uno nuevo, Alejandro V, a quien luego sucedió Juan XXIII, con lo que hubo tres papas. El anhelo de la cristiandad de acabar con el cisma, se logró en el concilio de Constanza, al que dio todo su apoyo el emperador Segismundo. Por fin, el 11 de noviembre de 1417, se eligió a Martín V (de origen romano) a quien reconocieron todas las naciones de la cristiandad. En el mismo cónclave se depuso a los antipapas Juan XXIII y Benedicto XIII, y renunció voluntariamente a la tiara Gregorio XII.

Fray Vicente se vio envuelto en la pugna establecida con el Cisma de Occidente de la Iglesia Católica (1378-1417), donde no faltaron los intereses políticos. En un principio apoyará al papa de Avignon, Benedicto XIII (Pedro de Luna), aunque más tarde lo abandonará y apoyará al papa de Roma, Martin V, con el cual acabará el Cisma.

Entre 1380 y 1395, Vicente Ferrer, es encargado de diversas misiones diplomáticas encomendadas tanto por el rey de Aragón Juan I, como por Benedicto XIII (el Papa Luna). Durante este periodo viajará principalmente por el sur de Francia y norte de Italia. En 1394 fue elegido papa de Avignon Pedro de Luna como Benedicto XIII, y llamó a fray Vicente, pero éste no veía con buenos ojos el ambiente de la curia de Avignon.
En 1396 es llamado de nuevo por Benedicto XIII a la corte de Avignon, donde pasará dos años como confesor del sumo pontífice. Dedica además su tiempo en la predicación, compartiendo las ideas del entonces Papa Luna (que luego sería declarado antipapa).

Benedicto XIII, reconocido por Aragón, Navarra y Castilla (al fin y al cabo era aragonés), se retiró a Barcelona y después, en 1411, a Peñíscola manifestando, a pesar de su edad, una increíble actividad. En 1414 se reunieron en Morella el rey D. Fernando de Antequera (Fernando I de Aragón), Fray Vicente Ferrer y el Papa Benedicto XIII (Papa Luna) para tratar de solucionar el cisma intentando que renunciara Benedicto XIII. Resultando las negociaciones infructuosas.

Entonces Segismundo viajó a Perpiñán para reunirse con Benedicto XIII, pero no pudo vencer su intransigencia. Esto determinó a Castilla, a Navarra y a Aragón a abandonarle. En 1416 en Perpinyà (capital del Rosselló), Vicente Ferrer, leyó un documento por el que la Corona de Aragón se sustraía de la obediencia al Papa de Avignon. Benedicto XIII fue finalmente depuesto por el Concilio el 26 de julio de 1417. El 11 de noviembre de 1417 fue elegido Martín V como Papa de toda la Cristiandad. El Papa Luna regresó a Peñíscola sin haber renunciado al papado y donde permanecería, imperturbable en su postura, hasta que falleció en mayo de 1423, a los 96 años de edad.

Tras su muerte, los cardenales eligieron a un sucesor, recayendo el cargo en Gil Sánchez Muñoz, que tomó el nombre de Clemente VIII, último papa de la obediencia de Avignon hasta su abdicación en Martín V. La cual se produjo en 1429 en la villa de Sant Mateu.


Traiguera, retablo de Sant Vicent Ferrer.


EL COMPROMISO DE CASPE
Después de la muerte sin descendientes de Martín el Humano, en 1410, en la Corona de Aragón se produce un conflicto dinástico. En 1410 había fallecido sin sucesión el rey de Aragón Martin I el Humano, hasta entonces Rey de la Corona de Aragón, y varios pretendientes con derecho al trono rivalizaban por ser designados para cubrir la vacante. En 1411, el temor a una guerra civil estaba justificado, puesto que los poderosos de los reinos se hallaban divididos en urgelistas y trastamaristas, al punto que formaban parlamentos de signo opuesto para la elección de un nuevo monarca. En Aragón se instalaron una asamblea en Alcañiz con los trastamaristas y otra en Mequinenza con los urgelistas. En Cataluña se mantuvo la unidad de un solo parlamento, el de Tortosa, pero las divisiones internas lo hicieron inoperante.

En el reino de Valencia el enfrentamiento sería entre las familias rivales de los Centelles y los Vilarragut. En 1411, para resolver el problema sucesorio, se forman dos grupos antagónicos de parlamentarios valencianos que se reúnen fuera de la ciudad de Valencia para evitar conflictos entre ellos. Unos se juntan en Traiguera, son los antiurgellistas partidarios de Fernando de Castilla (la familia de los Centelles) y otros en Vinaròs, serán los afines a Jaume d'Urgell (el partido de los Vilarragut). El parlamento de Vinaròs, al no conseguir la unificación de criterios con el de Traiguera, solicitaron, sin éxito, ser admitidos al parlamento de los catalanes reunidos en Tortosa. Finalmente, los de Vinaròs tuvieron que declinar sus funciones en los compromisarios de Caspe (1412).
Por fin se llegó a la Concordia de Alcañiz  el 15 de febrero de 1412.

Vicente Ferrer llegó a Caspe en abril de 1412 y era el octavo compromisario por orden jerárquico, pero fue el primero, tal vez por su prestigio y peso moral en emitir el voto, y seguramente esto fue decisivo para el futuro de la Corona de Aragón y de la futura España. Su voto fue a favor de Fernando de Antequera y tras él, su hermano y otros cinco compromisarios de Aragón y Valencia hicieron lo propio votando también por Fernando. Siendo elegido finamente Fernando, el primer monarca de la Corona de Aragón de la dinastía castellana de los Trastámara.
La designación de Fernando de Antequera correspondió así al apoyo de Benedicto XIII y sus representantes: el cartujo Bonifacio Ferrer y el dominico Vicente Ferrer, y a la burguesía barcelonesa.
Se hicieron documentos notariales de las deliberaciones de Caspe, que fueron leídos solemnemente el 28 de junio de 1412, después de un sermón de San Vicente. La sentencia fue muy celebrada en Aragón, menos en Valencia y mucho menos en Cataluña. Este descontento trató de paliarlo San Vicente con un nuevo sermón exaltando las virtudes y dotes de gobierno de D. Fernando.


PREDICACIONES
Fray Vicente viajaba siempre a pie por todos los lugares, sin equipaje ni dinero. En 1399 consta que su labor principal era la predicación itinerante. Para entonces ya se había desligado del Papa Luna y se dedica a una misión de evangelización sobre los infieles y herejes en Suiza, Holanda, Francia e Italia, y predica para la conversión de los judíos y musulmanes en Granada y todo el Reino de Valencia.

Finalizado el Compromiso de Caspe continua con su labor de apostolado por la Corona de Aragón, estuvo en Alcañiz, Castellón, Lucena, Lérida, Balaguer, Sagunto, Valencia, San Mateo, Traiguera, Catí, Morella, Tortosa, Mallorca, Tamarit, Daroca y un largo etc. Durante su predicación y la época que le toco vivir, el problema de la coexistencia de judíos y cristianos no estaba totalmente resuelto.
Durante 1410 estuvo predicando en Xàbia, en Llíria, y en el municipio de Villar del Arzobispo. Antes de que acabase el año también predicaría en Tortosa, en los pueblos del Maestrat y en varias comarcas de Valencia. Desde enero de 1411 y durante todo el 1412 proclamaría sus sermones por el reino de Castilla con masiva afluencia de oyentes. En 1413 le vemos ejerciendo su apostolado en Valencia y Mallorca.

También Catí puede enorgullecerse de ser otro de los pueblos en los que predicó Vicente Ferrer. Queda constancia que Fray Vicent, bajó desde Morella a Catí el mes de mayo del año 1410; aquí predicó y se hospedó, dirigiéndose luego por la actual ermita de su nombre a la villa de San Mateo y desde allí hacia Borriol. Además están documentadas algunas de sus pernoctaciones en el ermitorio de Vallivana (término de Morella). A finales de agosto de 1413, se escucharon sus sermones en Sant Mateu y en Traiguera, en esta población dio su bendición a la fuente que está situada a la salida de la población, en el antiguo camino de Tortosa.

En Tortosa participó en la conocida como Disputa de Tortosa que comenzó en 1413. Escribe un tratado contra los judíos, alegando que moros y judíos debían vivir en lugares separados y cerrados, y no podían mezclarse con los cristianos, ni personal ni profesionalmente, o sea que propugnaba una segregación racial e ideológica.
Y ya, por fin, En 1414 el taumaturgo Vicente se halla en la localidad de Morella, durante la entrevista con el Papa Luna y el Rey Fernando. (Leyenda del niño cocinado)


Vinaròs, carrer de Sant Vicent (imagen escultórica de yeso, bulto redondo).

EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS
Vicente Ferrer pertenecía todavía al mundo medieval, tradicional, cuyas convulsiones dejaban entrever el cambio hacia unas nuevas teorías humanistas. Vicent Ferrer no era un predicador divertido ni de retorica ampulosa ni amigable, pero sí poseía una dicción envidiable, era grandilocuente y expresivo en sus discursos, siempre estaban acompañados de su elevado tono de voz y de una exagerada gesticulación. De tal forma se manifestaba en sus sermones que su mensaje se hacía comprensible hasta para la gente que no conocía su idioma.
Otro factor a su favor fue que el tema en que más insistía cuando predicaba era el Juicio de Dios que espera a todo pecador con la consecuencia del eterno infierno. La gente lo llamaba "El ángel del Apocalipsis", por el dramatismo con el que continuamente recordaba a los oyentes el castigo en el Juicio Final, repitiendo sin cansarse el aviso de la eterna condenación que infundía terror entre el público oyente.
Sobre el temor que transmitía San Vicente en sus sermones, transcribo la opinión de un amigo muy allegado, ya jubilado, que cuenta sus vivencias de la época de niño (década de 1950) en que estuvo pasando largas temporadas en el pueblo de Traiguera durante la celebración de la fiesta del santo: El
Sant Vicent entranyable de les estampetes, m'agrada molt, fa cara de bondadós i això no correspon amb els sermons amenaçadors i apocalíptics amb que, diuen, convertia a tothom. Encara recordo la festa del sant a Traiguera que la processó anava al carrer del titular on hi havia un taulellet molt gran que jo mirava espantat, i el capellà fent un sermó in situ que tremolaven les parets. Pots pensar les conseqüències que això  tenia a un xiquet de 8 o 10 anys.

EL AGUA
La tradición oral de los puebles conserva numerosos milagros que hizo San Vicente para paliar el tema de la sequia que afligía a sus habitantes, pues los pozos de agua que señaló y bendijo san Vicent Ferrer, nunca se secaron. Es lo que se afirmaba de manantiales y acuíferos en Traiguera, Catí, Morella, Cervera del Maestre, Navajas y Agullent, la Font de Quart en la Vall de Segó, y las de la Font de Sant Vicent en Llíria y en Villar del Arzobispo.

Tanta insistencia en santificar el tema del agua se debe a que, ante el arraigo de antiguas costumbres paganas y la persistente memoria de ancestrales ritos que daban a las fuentes virtudes sobrenaturales, la Iglesia no tuvo más remedio que cristianizar el culto a esos surgimientos de agua, a los que se les atribuían maravillosas propiedades curativas. Aunque el cristianismo no logró suprimir del todo el culto ancestral a las  fuentes.

De la necesidad de la Iglesia de santificar los manantiales de agua, proceden las historias sobre los hallazgos de imágenes de vírgenes en ciertos acuíferos y supuestas bendiciones de santos en pozos y fuentes, con la intención de asignar a estos lugares un origen cristiano, convirtiéndolos de esta forma en advocaciones marianas de las denominadas “Vírgenes encontradas” o de los santos autores del milagro. En el caso de las Vírgenes, éstas fueron adoptadas como patronas de las poblaciones donde se realizó el descubrimiento, siendo el origen de las fiestas cívicas y religiosas en cada municipio donde tuvo lugar el hallazgo.


San Vicente Ferrer, año 1971, panel de azulejos mural L'Altar del Pilar, Valencia.


ICONOGRAFÍA
Una de sus más populares imágenes iconográficas en hornacinas y retablos se basa en la representación en actitud de predicar. Vestido con el hábito blanco y capa negra de los Dominicos, levantando el brazo derecho con el dedo índice extendido en actitud de predicar. Sobre su persona aparece una filacteria con la inscripción “TIMETE DEUM ET DATE ILLI HONOREM”, que podría traducirse como “Temed a Dios y dadle gloria”. En realidad la frase está tomada del Apocalipsis de San Juan y es un texto que San Vicente solía usar al comienzo de sus tremendos sermones.
San Vicente Ferrer dejo varias obras escritas pero ninguno de sus sermones, todo lo que se sabe de ellos fue redactado por las personas del séquito que le acompañaba. La lengua era la materna (valenciano o catalán).
Era un orador hábil, inteligente y con estudios superiores, y seguramente tendría una memoria portentosa. Dominaba la oratoria de masas con una claridad y fluidez fuera de lo común. Poseía además una gran elocuencia y dotes de persuasión. Su obsesión era la conversión y la penitencia.
Su labor misionera cubrió el territorio de Flandes, Francia, Italia y Suiza, y fue especialmente intensa en su Reino de Valencia natal y en toda la Península.
Cuando predicaba era entendido por la mayoría de la gente, aunque no hablasen su idioma, porque era muy expresivo y gesticulaba en sus sermones. Usaba mucho de exclamaciones e interjecciones, también se ayudaba de metáforas y neologismos. Empleaba diminutivos y palabras de la ciencia política y la escolástica. Su léxico era integrador.
Frases populares y lenguaje coloquial. Diríamos que fue un gran actor teatral que describía con gran realismo los tormentos del infierno.

Su prestigio  y dotes de predicador los puso al servicio de Pedro de Luna, después Benedicto XIII, al que defendió con entusiasmo consiguiendo la obediencia de la corona de Aragón a los papas de Aviñón.
Fue confesor del Papa Luna (Benedicto XIII) y confidente de altos cargos del pretendiente a la corona Fernando, de la casa castellana de Trastámara.
Era un personaje de talante conservador, sincero con sus creencias, casi un místico, que no daba concesión a los herejes. Obraba por convencimiento propio, el caso es que no se enriqueció ni ocupó altas jerarquías, ni eclesiásticas ni civiles.

Vivió una época de crisis espiritual (Cisma de la Iglesia) y supersticiones. Hambre y muerte con oleadas de Peste negra. Guerras y destrucciones: Guerra franco-inglesa de los 100 Años (1328-1475) que afectó al reino de Castilla, batalla de Nájera 1367. Por el dominio del territorio francés y las rutas marítimas y mercantiles del noroeste europeo.
Desempeñó un papel fundamental en el Compromiso de Caspe, siguiendo las directrices de su Superior, el Papa Luna. Influyó sobre las clases dirigentes.
En 1416 en nombre del rey Fernando de Antequera, los estados de la Corona de Aragón abandonaron la causa aviñonesa.