martes, 22 de noviembre de 2011

El portal de los Santos Médicos, Cosme y Damián

RETABLO DE LOS SANTOS COSME Y DAMIÁN

Imágenes de los santos Cosme y Damián, en la capilla existente en el antiguo portal “dels Sants Metges”, recayente a la calle del mismo nombre y a la de Santo Tomás.

LA MURALLA DEL ANTIGUO VINARÒS
Vinaròs logra la independencia de Peñíscola en 1359, cuando gobernaba la Orden de Montesa con su maestre Pere de Thous. A lo largo del tiempo, la población ha presentado tres recintos amurallados:
1) Primer recinto:
El primer recinto de Vinaròs era de perímetro cuadrado y media 100 m. de lado.
Presentaba cuatro torres angulares, una en cada esquina, que eran:
Torre de Tramontana, d’En Borràs o d’En Cifré.
Torre de Migdia o de Ponent.
Torre de Llevant, Jussana, Na Jaumeta o Grossa.
Torre de L’Alfac o de Sant Joan.

LAS PUERTAS DE LA MURALLA
Respecto a los portales, ese primer recinto constaba de los siguientes:
Portal d’Amunt o de Dalt: Situado en el extremo noroeste de la población, en la zona alta con salida hacia los campos, custodiado desde tiempo inmemorial por la imagen de San Cristóbal.
Portal d’Avall o de Baix: Ubicado en la parte sureste de la población, frente al mar. En 1727 se le conocía como el “Portal de la Mar” y ese año la hermandad de los marineros colocó la imagen de San Telmo como protector de dicha puerta.
Otros portales de menor entidad, de las calles perpendiculares a la calle Mayor, eran:
Portal dels Sants Metges, presidido por la figura de los santos Cosme y Damián.  
Portal del Roser, donde estuvo la casa del Consell de la Vila.
Y en los arrabales fuera de la muralla:
Portal de Santa Rita.
Portal de San Cayetano, como se le conoce actualmente, pero en el siglo XIX era conocido como “el Callizo”.

SEGUNDO RECINTO AMURALLADO
En 1586 fueron restauradas y ensanchadas las defensas de la población y se constituyó un nuevo recinto amurallado. Este cinturón renacentista fue derribado en 1723.
3) El tercer recinto corresponde a las obras de fortificación de la Villa en 1838, a raíz de las Guerras Carlistas.

EL PORTAL DELS SANTS METGES, COSME Y DAMIÁN
En el casco antiguo de Vinaròs todavía existen restos de las antiguas fortificaciones con las que estaba cerrado el Lugar o la Villa. Era costumbre que sobre las puertas de entrada a la población se pusiesen imágenes de santos o santas como protección contra aquellos males que significaban un peligro caso de penetrar en el recinto urbano (enfermedades, peste, enemigos, ladrones, etc.). Una de esas imágenes que todavía subsiste es la de los “Sants Metges”, colocada en una capilla de la torre-portal que cerraba dicha calle, y a la nos referimos en el presente artículo.

Según las referencias más antigua, San Cosme y San Damián, cuyos nombres, derivados del griego, significan belleza y prudencia, fueron hermanos gemelos, nacidos en Arabia, posiblemente del comienzo del siglo IV, aunque tanta fue su fama que tres naciones se disputaron su origen: Arabia, Grecia y Roma. Vivían en Egea, sobre la costa de la bahía de Alejandreta, en Cilicia, donde ambos eran respetados por todo el pueblo a causa de los muchos beneficios que prodigaban entre las gentes. Estudiaron ciencias y medicina en Siria y llegaron a distinguirse como médicos, practicando su profesión con gran habilidad y por pura vocación, gratuitamente, sin aceptar pago alguno por sus servicios, por lo que se les conocía como “los que no tenían dinero”.

La muerte de los dos hermanos se debió a la persecución de los cristianos por Diocleciano, en el año 303 en Egea (Cilicia). Fueron encarcelados por orden de Lisias, el gobernador de Cilicia, y luego murieron decapitados por su constancia en la fe. Una tradición muy antigua atestigua la existencia de su sepulcro en Ciro (Siria), donde se erigió asimismo una basílica en su honor. Esta ciudad llegó a ser el centro principal de su culto, desde allí pasó a Roma y, más tarde, se propagó por toda la Iglesia.Se cuentan muchos prodigios sobre sus vidas pero poco se sabe con seguridad. Se habla de innumerables milagros, sobre todo curaciones, obrados por ambos después de su muerte. Entre las personas distinguidas que atribuyeron su curación a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I, quien visitó la ciudad de Ciro especialmente para venerar las reliquias de sus benefactores.

El culto dedicado a San Cosme y San Damián se extendió por casi todo el mundo, construyéndose numerosas iglesias en su nombre. A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla (Bizancio) dos grandes iglesias en honor de los mártires, éstas fueron muy famosas pues los enfermos acudían en peregrinaje y se instalaban en su interior a pasar la noche con la esperanza de ser agraciados con la aparición de los santos para que les curaran por contacto con sus manos, fenómeno que nos recuerda la práctica de esta ceremonia en los templos paganos de Esculapio.Otra importante basílica fue la que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano, con hermosísimos mosaicos, la cual fue dedicada para ambos santos posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario católico.

Las curaciones de Cosme y Damián se basaban en los conocimientos médicos de la época y en la ayuda de Dios, al que solicitaban la sanación del enfermo. Los artistas les representaban a Cosme más joven y a Damián más reflexivo, con vestiduras de médico de aquella época y sosteniendo en sus manos un recipiente de medicina, un mortero o una espátula. Uno de sus milagros más conocidos fue el trasplante de una pierna a un enfermo, la pierna era de un criado negro muerto poco antes, siendo ésta una de las escenas más representadas por los pintores de todas las épocas. Los santos Cosme y Damián, junto con San Lucas, son los patronos de Médicos, Cirujanos, Farmacéuticos, Peluqueros y Dentistas.

 Vinaròs, antiguo portal (restaurado) de la calle Santos Médicos.

Un retablo de San Antonio Abad, en Vinaròs

UN RETABLO DE SAN ANTONIO ABAD EN VINARÒS


DESCRIPCIÓN
Se trata de un retablo cerámico de tipo devocional popular, representando a San Antonio Abad, que se halla situado en el distribuidor de la escalera en un edificio de dos pisos, en la calle San Cristóbal de Vinaròs.
Época/cronología: último cuarto del siglo XIX (1880-1890).
Fabricado en talleres de la ciudad de Valencia.
Medidas de los azulejos: 20 x 20 cm. y 20 x 10 cm.
Medida total del panel: 60 x 40 cm. (tres azulejos enteros en el centro y seis medios azulejos en los costados).
Técnica: pintura sobre fondo estannífero liso y decoración con estarcido, raspados, esponja para carnaciones.
Colores: amarillo, marrón anaranjado, marrón oscuro, negro de manganeso, verde oliva, azul celeste y azul ultramar, con tonos claros y oscuros.
Estampa enmarcada mediante un bocel, sombreado en su parte interior (listón de arriba y de la izquierda) con marrón anaranjado y dos trazos rectilíneos -hechos a regla- de negro manganeso, mientras que los otros dos lados -supuestamente receptores de la luz- mantienen un raspado de dos delgadas líneas paralelas que sugiere el brillo del oro que doraría el marco de  madera recreado.

La figura principal: San Antonio aparece de pie, estático con una pose solemne aunque algo rígida. Retratado como un hombre maduro y saludable, con barba espesa y cabello canoso, con una prominente calva frontal, y la cabeza recortada sobre un nimbo de luz resplandeciente. Parece interesado en la lectura de un libro que sostiene con la mano derecha, mientras su mano izquierda sujeta un bastón con forma de tau con el que apoya el peso del cuerpo. Viste un hábito blanco con delantal azul ultramar y se cubre con una capa de color marrón, los pies descalzos asoman por debajo de las vestiduras. Detrás del santo, a su izquierda, surge medio cuerpo de un cerdo color negro, con mirada inquietante, que lleva una campana colgada al cuello.

El paisaje: La representación del paisaje es muy similar a la de otros paneles de santos, se puede decir que todos los de este tipo han salido de los mismos talleres y toman un patrón o modelo estándar (igual que la moldura del marco) siguiendo el uso común de una fórmula paisajística con tres planos diferenciados; el primero una zona a contraluz con montones de tierra y hierbajos de color marrón negruzco; el segundo plano en tonos más claros ocres y amarillos con la sombra del santo proyectada sobre el suelo y detrás una hilera de hierba verde; y el tercero con unas colinas lejanas violáceas muy tenues. En la parte superior del cielo unas suaves pinceladas difuminadas de azul celeste claro sirven para dar profundidad espacial al cuadro.

El dibujo es de una buena calidad, los herbajes del primer y segundo término son característicos del taller que pintó estos retablos. La delicadeza de las montañas se obtiene mediante una aguada de manganeso. Existe un propósito de iluminación verosímil manifestado por una leve sombra proyectada por el cuerpo del santo y del animal hacia la derecha de la composición. A pesar de ello la imagen resulta rígida y convencional; el trazo sigue un mismo patrón de fabricación en serie de estos pequeños retablos devocionales, con una indefinición estilística propia del eclecticismo vigente en el periodo en que fueron realizados (1880-1890). En la uniformidad de estas pinturas solamente se individualizan los símbolos que identifican al santo o santa correspondiente.



HISTORIA Y TRADICIÓN
San Antonio Abad o Sant Antoni del Porquet (Alto Egipto, 251-356) fue un monje cristiano pionero del eremitismo y de la vida monástica. En su juventud fue un rico hacendado, el cual distribuyó sus bienes entre los más necesitados y se retiró a los desiertos de la Tebaida para hacer vida de anacoreta, quizás por esta cualidad tiene dedicadas muchas ermitas. En numerosas imágenes del siglo XIX aparecía rodeado de fabulosos animales tentadores que encarnaban la lujuria demoníaca, pero los atributos más frecuentes que le representan son un cerdo con una campana atada al cuello, un libro abierto en su mano derecha y un cayado en forma de letra tau que le sirve de apoyo (en ocasiones la campana cuelga del bastón). El cayado lo han llevado pastores iniciados y es señal de autoridad. Las campanas han alejado los malos espíritus y en su Egipto natal eran atributo de Isis y de Osiris, en Grecia de Príapo, y en la antigua Roma de Baco (Dionisos). El cerdo fue un animal agradecido por haberle curado una herida, el cual acompañó al santo durante el resto de su vida. San Antonio es el abogado contra las pestes de los animales domésticos y un protector de las cosechas. Hay un dicho en las tierras de Els Ports que dice así: “Anar més solt que el porquet de Sant Antoni, que ni menja ni beu i està grosset”. Otro: “Sant Antoni del porquet, a les velles fa carasses i a les joves fa l’ullet”

 El 17 de enero se celebra la festividad de San Antonio, en la cual es costumbre hacer multitud de hogueras en algunos lugares del Maestrat y Els Ports de fuerte tradición agrícola y rural. Al anochecer del día antes de la festividad se apila gran cantidad de leña en la plaza del pueblo para dar forma a la foguera de Sant Antoni, colocando una figura en el extremo más alto de la pila que representa al demonio. Este ninot se quema junto a la hoguera para ahuyentar los espíritus maléficos. Completan la fiesta un desfile con caballos y carros engalanados y la bendición de los animales domésticos. Antes de la Guerra de Sucesión y los Decretos de Nueva Planta, Sant Antoni era el patrón de todos los agricultores y ganaderos del País Valencià. Más adelante, la castellanización lingüística y la tradición centralista impusieron a San Isidro Labrador, que era el patrón de los madrileños, en sustitución de San Antonio. Buena parte de las costumbres de valencianos, catalanes i mallorquines, está recogida en el Costumari de Joan Amades (1890-1959), que pasa a ser la guía etnológica i etnográfica de Valencia, el Rosellón, Cataluña y Mallorca, aportando mucho material sobre los ritos, tradiciones y costumbres del País. El libro dedica un total de 78 páginas a explicar las tradicionales fiestas de San Antonio Abad en las comarcas y pueblos de Castellón.